Entre la niebla y la luz

✨ Señales que no quise ver ✨

Con el tiempo, comenzaron los primeros ataques de celos. No nacían de lo que yo hacía, sino de lo que otros le decían. Yo le explicaba, le hablaba con sinceridad, pero él no creía en mi palabra. En lugar de confiar, dudaba, y esa duda se volvía enojo, acusaciones, tensión.

En ese momento, yo estaba ciega de amor, y tomaba sus reacciones como una prueba de lo mucho que me quería. No veía las señales. No quería verlas. Confundía ese control con interés, con cuidado. Pensaba que sus celos eran una forma intensa de quererme, de proteger lo que teníamos. No entendía que detrás de esas reacciones había desconfianza, inseguridad y necesidad de dominar. Me aferraba a la idea de que si amaba lo suficiente, todo se acomodaría. Que con paciencia, él vería quién era yo en realidad.

Después de unos meses, empezamos a buscar un piso juntos. Yo estaba ilusionada, convencida de que ese paso sellaba un futuro en común. Lo viví como un gesto de compromiso, una confirmación de que todo valía la pena. No sabía que en esa misma decisión ya se estaba sembrando algo que, sin darme cuenta, iba a alejarme cada vez más de mí misma.

Nos costó mucho encontrar un piso. Yo acababa de terminar mi formación profesional y nuestras posibilidades eran limitadas. Finalmente lo conseguimos, gracias a la ayuda de mi padre. Nos mudamos con las pocas cosas que teníamos. Los primeros muebles eran los de mi antigua habitación juvenil. Poco a poco fuimos comprando lo que nos hacía falta, construyendo lo que parecía ser un hogar. Disfrutábamos de la convivencia, de los primeros momentos a solas, de la emoción de empezar algo juntos.

2 Comentarios

  • Erika

    Querida hermana, se que es un tópico decirte «Qué fuerte eres», así que solo te recordaré que estar en este punto en el que te encuentras ahora, escribiendo esto, saliendo adelante, compartiendo tu historia y a su vez ayudando a otras personas que hayan vivido situaciones similares, es de ser muy grande, y yo se que lo eres desde el instante en que te conocí, sin si quiera saber nada de tí, porque lo que transmites ya lo dice todo. Estoy deseando seguir leyéndote, y si me dejas, quedarme a tu lado y acompañarte en este momento de tu historia. Dios está contigo en cada paso que das, lo estuvo siempre. ❤️

Responder a Erika Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *