✨ Cuando las vacaciones dejaron de ser descanso ✨
Durante nuestro tiempo en Alemania, viajamos tres veces a Argentina: en 2003/2004, 2005/2006 y 2006/2007. Entre el primer y el segundo viaje, empezamos a comprar departamentos allí. En ese momento, el cambio de moneda estaba muy a nuestro favor, y él tenía el sueño de invertir en su país. Yo, ilusionada, lo acompañaba con entusiasmo.
El primer departamento que compramos estaba en un primer piso: tenía un dormitorio, un living-comedor, baño y una cocina con balcón y patio. Nos lo vendió su tío, que tenía una inmobiliaria. El lugar estaba a refaccionar, pero lo vimos como una oportunidad. Para poder comprarlo, sacamos un crédito a nombre de los dos en un banco alemán. Fue nuestro primer paso en algo que entonces sentíamos como un proyecto compartido.
Después de esa primera compra, no nos detuvimos. Con el tiempo, y sin necesidad de más créditos, seguimos ahorrando e invirtiendo. Hasta 2007 llegamos a tener once departamentos. Refaccionábamos cada uno poco a poco y los alquilábamos: a turistas durante el verano y a estudiantes en invierno. Las refacciones, casi siempre, estuvieron completamente a cargo de su madre, que se encargaba de coordinar todo con una dedicación incansable.
Así que, desde el segundo viaje, nuestras visitas a Argentina dejaron de ser unas simples vacaciones. El descanso pasó a segundo plano. Las playas y los paseos quedaron en pausa para hacer lugar a compras de materiales, visitas a obras y conversaciones con albañiles. Nos pasábamos los días trabajando en los arreglos, gestionando alquileres, pensando en el siguiente paso.
Me vi metida en un proyecto que, en ese momento, sentía verdaderamente como nuestro. Parecía parte de construir un futuro juntos, y la verdad es que me entusiasmaba. A mí me encantaba Argentina, y él también se mostraba comprometido, involucrado en todo lo que había que hacer. Por eso, jamás imaginé que aquello que construíamos con tanto esfuerzo y dedicación iba a terminar de una forma tan distinta a la que yo soñaba. Pero eso… todavía no lo sabía.
